Las hermanas clarisas son las continuadoras de la opción de vida evangélica que Santa Clara de Asís hizo a los 18 años, el año 1211, para seguir más de cerca las huellas de Cristo, en fraternidad y pobreza, orando y alabando a Dios por todo lo bueno que nos da día tras día. Clara de Asís murió el 11 de agosto de 1253. A su muerte ya había 70 comunidades de Hermanas Pobres.
Su libertad personal y espiritual, ante las estructuras sociales y religiosas, la capacitó para acoger la novedad de la vida evangélica franciscana. Clara abrió sendas nuevas para la mujer dentro de la vida consagrada de su tiempo, posibilitando que toda persona, independientemente de su origen social, pudiera vivir el evangelio en igualdad y corresponsabilidad.
Hacia 1319 llegó a Girona la primera comunidad de hermanas clarisas que plantaron, en tierras gerundenses, el espíritu evangélico de santa Clara. Con no pocas dificultades a lo largo de la historia, ese espíritu de fraternidad ha durado en el tiempo hasta hoy.
El año 1974 la comunidad se trasladó a un nuevo edificio, situado en plena naturaleza, en la comarca de la Selva. Nos encontramos a las afueras de Vilobí d’Onyar a donde, con la gracia de Dios, mantenemos vivo el espíritu evangélico que inspirá Clara de Asís.